Dos años y medio puede ser una eternidad. De todos modos, ha habido cosas desde que estos Danéses lanzaron su álbun debút 'All Juice No Fruit' alla por 2007.
Por ahora, los tonos del club juvenil de rock son sustituidos por composiciones más conscientes, con una visión de referencia más amplia.
En Howl at the Moon nos dan un amor desmedido por el rock clásico de guitarra de América con el valor a pecho desnudo y sus frustraciones a punto de rugir.
El frontman Tobias Kippenberger nos regala 11 canciones de rock enérgico que están diseñadas para escuchar en un Ford Mustang a lo largo de la Ruta 66. Y el hombre sabe cómo vender el producto con su voz con una notable madurez, tanto en el tono y el impacto.
Los sonidos del álbum son como un adiós valiente a su antiguo sonido y una honesta intención de refórmular su estilo a algo ya probado.
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