Con una parsimonia casi mortuoria, similar a la de una obra que comprende cuatro discos en diez años, recibimos el último largo del proyecto personal de Lyz Hysen. Dejando a un lado unas colaboraciones prácticamente imperceptibles, las nueve letanías de este ‘Become Secret’ están construidas sobre la base de un piano o una guitarra esquelética, la voz de la misma Lyz y el discurrir lento y agónico del cello de Stephanie Vittas.
Picastro extraen momentos puntuales de belleza al vacío existencial de nuestro tiempo, véase la muy David Grubbs ‘A Neck In The Desert’ o el cierre con ‘The Stiff’ (Antonioni es apuntado como referente), pero su música no llega a golpear y por lo tanto perdurar en nuestra memoria, haciendo palpable aún más si cabe (y suponemos que no intencionadamente) otra de las máximas de la filmografía del maestro italiano.
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